Creo que es miércoles, quizás las siete de la tarde, aquí tumbado sobre la cama, sobre las sabanas. Estoy algo borracho, bebí vino, whisky, el día, la espera, la esperanza, me fumo un cigarrillo, el humo trepa las paredes, las sábanas sucias vuelan cual fantasmas, los muros llevan entre sus pilares mi ataúd. Las lámparas entre sus miradas tenues murmuran mí nombre, todo se dispone en sus perfectos lugares. Las cosas del olvido, las viejas y las no tan viejas, las fotografías, las voces, las cenas para dos y esas velas sin fuego, los manteles ciegos lloran el olvido, las copas para el vino tímidas se esconden en la estantería. En los pasillos las sombras empacan sus cuerpos, las cortinas tímidas me mira de reojo, las tácitas para el café inquietas intentan decir lo que no pueden, él reloj y su tic-tac hacen eco en mis oídos.
Las ropas sucias deambulan por la casa y entre tanto ruido desperté en otro día, en la misma cama, bajo el mismo techo entre tantas cosas, quiero encontrar algun objeto, un botón, un pelo, lo que sea, por que se que tan solo me bastará un segundo para reconstruirlo todo, nuestra cama, nuestras sábanas, nuestro café de la mañana, nuestro vino, los buenos días, las buenas noches y los no tan buenos.
Tan hermosa y angelical, tan macabra y demoníaca, tan dulce y tan amarga, lo tenías todo, el don de dar la vida y con una palabra podías quitarla.
Rigoletto y su Donna è mobile, es nada en esa dualidad Angelical y demoníaca de tu existencia.
La luna perturba mi sueño, los sueños perturbados gritan en mi mente.
¡Déjenme en paz!
Desde mí pecho rompiendo en dolor mi garganta, vomita insultos, maldiciones y al mismo instante pido perdón y me arrepiento. Sé desgarra mí piel, caigo al suelo, trozos de mí, lepra, peste, dolor, angustia, derrotado, pateado, muriendo. Otra noche, otra espera, otra agonía inmortal.
Con mis últimas fuerzas, busco un te amo, un te extraño, no hay nada, te fuiste y quedé en un mundo deshabitado, un mundo que vive su fin. Busco una escusa la busco y ya no hay más, me descrucifico, me saco los clavos y suelto la cruz, te desato, te borro, te desdibujo, te desamo, diluyó tu rostro en mi sangre, vuelvo a mí, a mí ojos, a mis brazos, a mí perdón.
..."Cuando crees que no puedes volver a ponerte de pie, no sabes cómo, pero por alguna razón, llamalo destino o cómo desees, algo extraordinario sucede, las piezas se reacomodan y el engranaje de ilusiones vuelve a ponerse en movimiento"...
Fin
Las ropas sucias deambulan por la casa y entre tanto ruido desperté en otro día, en la misma cama, bajo el mismo techo entre tantas cosas, quiero encontrar algun objeto, un botón, un pelo, lo que sea, por que se que tan solo me bastará un segundo para reconstruirlo todo, nuestra cama, nuestras sábanas, nuestro café de la mañana, nuestro vino, los buenos días, las buenas noches y los no tan buenos.
Tan hermosa y angelical, tan macabra y demoníaca, tan dulce y tan amarga, lo tenías todo, el don de dar la vida y con una palabra podías quitarla.
Rigoletto y su Donna è mobile, es nada en esa dualidad Angelical y demoníaca de tu existencia.
La luna perturba mi sueño, los sueños perturbados gritan en mi mente.
¡Déjenme en paz!
Desde mí pecho rompiendo en dolor mi garganta, vomita insultos, maldiciones y al mismo instante pido perdón y me arrepiento. Sé desgarra mí piel, caigo al suelo, trozos de mí, lepra, peste, dolor, angustia, derrotado, pateado, muriendo. Otra noche, otra espera, otra agonía inmortal.
Con mis últimas fuerzas, busco un te amo, un te extraño, no hay nada, te fuiste y quedé en un mundo deshabitado, un mundo que vive su fin. Busco una escusa la busco y ya no hay más, me descrucifico, me saco los clavos y suelto la cruz, te desato, te borro, te desdibujo, te desamo, diluyó tu rostro en mi sangre, vuelvo a mí, a mí ojos, a mis brazos, a mí perdón.
..."Cuando crees que no puedes volver a ponerte de pie, no sabes cómo, pero por alguna razón, llamalo destino o cómo desees, algo extraordinario sucede, las piezas se reacomodan y el engranaje de ilusiones vuelve a ponerse en movimiento"...
Fin