Había una vez un lugar vecino a una zona cercana a un hermoso lago, un lago,
que estaba distante del lugar al cual cientos de personas iban viajando, algunos en auto, otros en buses, camiones, de a pie, cientos, quizás miles, multitudes avanzaban por el camino, una carretera solitaria, pero en ese entonces no tan solitaria. Algunos murmuraban, otros atentos a la señal de radio en los automóviles, algunas con biblias y rosarios en sus manos, otros con ofrendas, la fila era interminable. Algo estaba pasando en aquel lugar, algo que nadie de los que estaba en esa gran y larga fila sabía, era algo así cómo un éxodo.
Los de más adelante casi al principio dibisavan luces, otros sentían sensiasiones extrañas, todos sin excepción estaban en algún tipo de trance.
Mientras más se acercaban más euforia, devoción, llantos o simplemente algunos gritaban de alegría. Las horas pasaban y el avance era muy lento, no se avanzaba más de un metro por minuto, en algunas ocasiones era menos y mucho menos, probablemente había personas que llevaban días en aquélla e interminable marcha.
Con el pasar de las horas las personas comenzaron a entrar en una especie de nerviosismo, ansiedad colectiva, deseaban llegar pronto al lugar en que sucedía esa situación.
Desde los autos, camiones y buses, se escuchaba la señal de radio, el locutor exaltado reportaba desde un lugar de privilegio aquel acontecimiento, describía en su vozarrón: helicópteros sobrevolando el área, luces se observan, desde aquí también puedo ver cómo se aproximan tanques y camiones del ejército.
En la otra veredad, otra realidad se vivía, personas escapando despavoridos, con sus hijos e hijas, maletas, autos cargados hasta el techo, incluso carretas, todos, familias completas huían, asustadas, decían que había llegado el momento de rendir cuentas, era el día del juicio final, otras personas exclamando a voz viva, describían naves de otros mundos, de otros planetas, otros sin embargo hablaban de un agujero en el aire, por el cual estaban viniendo seres enormes realmente aterradores, otros gritaban que era Lucifer.
Todo era confuso, nadie tenía claridad de lo que acontecia en ese lugar.
De pronto a lo lejos se escucha un ruido estruendoso, que remecio la tierra por debajo de los pies. Todos guardaron silencio, la marcha se detuvo incluso el tiempo y el vaho de los alientos nocturnos se paralizaron frente a tal terrorífico ruido.
Después de unos segundos aterradores y eternos.
¡Es el fin! Gritaban, unos se arrodillaron pidiendo a Dios, otras en pánico tomaron armas y se quitaron la vida, todo se tornó terrorífico, las personas se veían sin esperanza, de sus rostros se escapaban sus almas, eran cuerpos corriendo por sus vidas, que a esas alturas no eran tan suyas, los ojos ensordecian el pánico creando un infierno de lamentos, gritos, disparos y sangre.
Transcurrió la noche.
Algunos corrieron por protección y se refugiaron en los alrededores. Esa noche, los sobrevivientes no conciliaron el sueño, la luna, el sol, la vida, pasó frente a sus ojos. La madrugada fría, el sol oculto por las nubes extrañas en el fondo del alto cielo, y a lo lejos todo aquello de la noche anterior seguía aconteciendo.
Militares atrincherados disparando hacía aquel lugar, aviones de guerra sobrevolando la zona, dejaban caer bombas y algo así cómo misiles o proyectiles de gran calibre.
A esas alturas la esperanza no existía, todos sin lugar a dudas sentían que ya nada había por hacer.
De pronto una persona logra interceptar una señal de radio am en su vehículo, todos se acercaron y guardaron silencio.
Si queda alguna persona, grupos de personas y están escuchando ésta transmisión, por favor, dirigirse a un lugar seguro, todos están...
De pronto un rechinar. El silencio se apodera del entorno, el mundo a quedado en tinieblas.
this story will continue...
Autor : Francisco Muñoz Vega - Francesco Muga.
que estaba distante del lugar al cual cientos de personas iban viajando, algunos en auto, otros en buses, camiones, de a pie, cientos, quizás miles, multitudes avanzaban por el camino, una carretera solitaria, pero en ese entonces no tan solitaria. Algunos murmuraban, otros atentos a la señal de radio en los automóviles, algunas con biblias y rosarios en sus manos, otros con ofrendas, la fila era interminable. Algo estaba pasando en aquel lugar, algo que nadie de los que estaba en esa gran y larga fila sabía, era algo así cómo un éxodo.
Los de más adelante casi al principio dibisavan luces, otros sentían sensiasiones extrañas, todos sin excepción estaban en algún tipo de trance.
Mientras más se acercaban más euforia, devoción, llantos o simplemente algunos gritaban de alegría. Las horas pasaban y el avance era muy lento, no se avanzaba más de un metro por minuto, en algunas ocasiones era menos y mucho menos, probablemente había personas que llevaban días en aquélla e interminable marcha.
Con el pasar de las horas las personas comenzaron a entrar en una especie de nerviosismo, ansiedad colectiva, deseaban llegar pronto al lugar en que sucedía esa situación.
Desde los autos, camiones y buses, se escuchaba la señal de radio, el locutor exaltado reportaba desde un lugar de privilegio aquel acontecimiento, describía en su vozarrón: helicópteros sobrevolando el área, luces se observan, desde aquí también puedo ver cómo se aproximan tanques y camiones del ejército.
En la otra veredad, otra realidad se vivía, personas escapando despavoridos, con sus hijos e hijas, maletas, autos cargados hasta el techo, incluso carretas, todos, familias completas huían, asustadas, decían que había llegado el momento de rendir cuentas, era el día del juicio final, otras personas exclamando a voz viva, describían naves de otros mundos, de otros planetas, otros sin embargo hablaban de un agujero en el aire, por el cual estaban viniendo seres enormes realmente aterradores, otros gritaban que era Lucifer.
Todo era confuso, nadie tenía claridad de lo que acontecia en ese lugar.
De pronto a lo lejos se escucha un ruido estruendoso, que remecio la tierra por debajo de los pies. Todos guardaron silencio, la marcha se detuvo incluso el tiempo y el vaho de los alientos nocturnos se paralizaron frente a tal terrorífico ruido.
Después de unos segundos aterradores y eternos.
¡Es el fin! Gritaban, unos se arrodillaron pidiendo a Dios, otras en pánico tomaron armas y se quitaron la vida, todo se tornó terrorífico, las personas se veían sin esperanza, de sus rostros se escapaban sus almas, eran cuerpos corriendo por sus vidas, que a esas alturas no eran tan suyas, los ojos ensordecian el pánico creando un infierno de lamentos, gritos, disparos y sangre.
Transcurrió la noche.
Algunos corrieron por protección y se refugiaron en los alrededores. Esa noche, los sobrevivientes no conciliaron el sueño, la luna, el sol, la vida, pasó frente a sus ojos. La madrugada fría, el sol oculto por las nubes extrañas en el fondo del alto cielo, y a lo lejos todo aquello de la noche anterior seguía aconteciendo.
Militares atrincherados disparando hacía aquel lugar, aviones de guerra sobrevolando la zona, dejaban caer bombas y algo así cómo misiles o proyectiles de gran calibre.
A esas alturas la esperanza no existía, todos sin lugar a dudas sentían que ya nada había por hacer.
De pronto una persona logra interceptar una señal de radio am en su vehículo, todos se acercaron y guardaron silencio.
Si queda alguna persona, grupos de personas y están escuchando ésta transmisión, por favor, dirigirse a un lugar seguro, todos están...
De pronto un rechinar. El silencio se apodera del entorno, el mundo a quedado en tinieblas.
this story will continue...
Autor : Francisco Muñoz Vega - Francesco Muga.